¿Regular la Inteligencia Artificial…y hasta dónde?

Por Mario Augusto Beroes Ríos – IT Business Solutions.
Aunque la palabra “regulación” no es del gusto de todos, es necesario estar claros en la necesidad de contar con normas para todo lo que desempeñemos, inclusive si hablamos del tema de moda: Inteligencia Artificial (IA).
Para nadie es ya un secreto que la Inteligencia Artificial (IA) es parte de nuestro desempeño, en lo personal y en lo profesional. Es pieza fundamental de la transformación digital, y su impacto alcanza sectores como la educación, la medicina, la seguridad y la economía.
Sin embargo, su avance plantea interrogantes sobre la ética, la privacidad y la seguridad, lo que ha impulsado debates sobre cómo regularla. Y es aquí donde se producen los desencuentros entre los que proponen normas y los que se oponen.
¿Es posible concretar una regulación de la IA?
Para muchos, y me incluyo, el tema de legislar tomando en cuenta el aspecto de la tecnología no es sencillo. Concretar una legislación específica o básica ha sido complicado, ya que aunque muchos países y organismos internacionales han comenzado a desarrollar marcos legales para normar el desarrollo y uso de la IA, las visiones, intereses económicos y políticos; inclusive el aspecto del desarrollo y el liderazgo en dicho tema, han retrasado un marco teórico, aunque sea básico.
Sin embargo ya hay avances como el de la Unión Europea (UE), que posee una ley que atañe lo referido a IA, y que busca garantizar transparencia y minimizar riesgos.
Autorregulación.
El otro aspecto es el de la autorregulación por parte de empresas. Aunque algunas compañías tecnológicas han propuesto códigos de ética y protocolos para el uso responsable de la IA, incluyendo restricciones sobre sesgos algorítmicos y protección de datos, no se ha logrado establecer un consenso único, aunque los indicios indican que, tarde o temprano, se llegará a esto.

Supervisión Gubernamental.
Queda el punto, a mi parecer, el más engorroso, la supervisión gubernamental. Intereses diversos, visiones económicas y políticas encontradas, no han permitido la creación de organismos regulatorios especializados que permitan monitorear el uso de la IA y sancionar prácticas dañinas. Estos entes podrían establecer certificaciones obligatorias para garantizar el cumplimiento de estándares.
Es importante tomar en cuenta la colaboración internacional, ya que la IA no conoce fronteras, por lo que acuerdos multilaterales pueden fomentar una regulación uniforme y evitar desequilibrios tecnológicos entre países.
Desafíos y consideraciones.
- Equilibrio entre innovación y control. Regular la IA sin frenar el desarrollo tecnológico es un reto clave. Demasiadas restricciones podrían limitar el potencial de la IA en campos como la salud y la educación.
- Definición de responsabilidad. En casos de decisiones automatizadas que afecten a personas, ¿quién es el responsable? ¿El desarrollador, el usuario o la propia IA? Es crucial establecer parámetros claros.
- Evitar monopolios y desigualdades. La regulación debe asegurar que el acceso a la IA no esté limitado a grandes corporaciones, sino que favorezca la democratización tecnológica.
El debate sobre la regulación de la IA está en marcha. Alcanzar un equilibrio entre seguridad y desarrollo será esencial para maximizar sus beneficios sin comprometer principios éticos y derechos fundamentales. Esperemos que prive la sensatez.
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